
Un café en Madrid
João Franco, el empleado más popular de A Brasileira do Chiado, tenía una gran estima por Almada Negreiros y cuando este se instaló en Madird, en 1927, solía decir con frecuencia: “¡Cuánto daría ahora el señor Almada por un cafecito de A Brasileira!”. Retado por un cliente, João Franco, mostró una verdadera manifestación de amistad, fue a la capital española sin más que hacer que servir un café a Almada Negreiros y otros artistas y periodistas portugueses que allí residían, fue un acto de tal forma simbólico que muchas personalidades españolas que después vinieron a Lisboa no se iban sin visitar A Brasileira do Chiado para tomarse un café y visitar a João Franco.